En Vilaflor, en la isla de Tenerife, la mayor entre las bellas islas Canarias, nace el Hermano Pedro, hijo de Amador González y de Ana García, el 19 de marzo de 1626. Fue bautizado el 21 de marzo, a los dos días de nacer, en la Parroquia de San Pedro Apóstol, en Vilaflor. Vive su niñez en un hogar profundamente cristiano. Estando en Vilaflor, ya desde muy niño cuidaba de los rebaños y según la tradición popular, en tiempos de invierno lo apacentaba en las costas del Médano, refugiándose en la “cuevita” para hacer oración y contemplación. Hoy día esta “Cueva del Hermano Pedro” constituye una meta de peregrinación y un lugar consagrado a la oración. Descubrir su vocación no le resultó fácil; pasó periodos de incertidumbre a la hora de elegir porque quería hacer la voluntad de Dios. Siempre abrigó esperanzas de que saliendo de este rincón de la isla, podría servir a Dios en ministerios de Iglesia y caridad. Partió el 18 de septiembre de 1649, tenía 23 años de edad. Llega a Cuba en el año 1650, se embarca y llega a Honduras, de donde se traslada a pie hasta la ciudad de Santiago de los Caballeros, en Guatemala, el 18 de febrero de 1651. La vida del Hermano Pedro fue una búsqueda permanente de la voluntad de Dios y por consiguiente, de la vocación a la que era llamado.
El hermano Pedro toma el hábito de la Tercera Orden Franciscana en 1654, y el 11 de junio de 1655 hace su profesión religiosa. Desde entonces comienza una vida de asperezas, de abstinencias, de mortificaciones y de continua oración. Funda su primer hospital para convalecientes en una casita que compró a base de pedir limosnas, allí acogió a sus primeros favorecidos, siendo éste un lugar de calor humano, tanto para niños como para afectados de cualquier enfermedad. El Hermano Pedro veía la devoción a la Virgen María como el camino real para la perfecta unión con Dios. Así decía a todos: “Buscad la amistad con Dios por medio de la Virgen”. Fue un Apóstol de la devoción al Santo Rosario, lo rezaba con verdadero entusiasmo y así lo transmitía a otros. También tenía gran amor al Misterio de Belén; al llegar la Navidad recorría las calles de la ciudad para invitar a los vecinos a que celebraran, el Misterio del Nacimiento del Hijo de Dios. Tenía una especial piedad por las benditas almas del Purgatorio. Murió el 25 de abril de 1667, apenas a los 41 años de edad. Sus restos se encuentran en la Iglesia de San Francisco en la Antigua Guatemala. El Papa Juan Pablo II, canoniza al hermano Pedro el 30 de julio de 2002. Esta canonización del hermano Pedro produjo el hermanamiento en 2002, de las ciudades de Santa Cruz de Tenerife y la Ciudad de Guatemala.