Este mes de Mayo lo dedicamos entero, a la Virgen María. Es una tradición muy antigua de la Iglesia, donde se venera con todo amor y dulzura la maternidad de María en todos nosotros. María, reina de las flores, María reina de paz. Y así, le damos muchísimos títulos que pretenden albergar el inmenso agradecimiento por su maternal compañía. Es Jesús, desde el Madero Santo, quien nos la entrega como Madre. Y desde el primer momento, con San Juan como protagonista, donde la recibimos en nuestra vida. Así, el pueblo cristiano, desde el principio acogió a María como nuestra madre, Madre celestial.
Pidamos al Señor, por manos de María, que nos haga crecer en la fe, que nos haga crecer en el gusto por la vida, que nos ayude a conducir a nuestros hermanos hacia su Presencia celestial. Este mes de mayo, pero todos los días del año, contemos con la presencia amorosa de María en nuestro, muchas veces, difícil caminar.