Entramos en unos días en que parece que nos obligan las luces y los adornos a cambiar de chip. Las compras, los centros comerciales, los anuncios de la televisión…todo nos habla de algo distinto, de un tiempo distinto. Pero, ¿de qué? Unos hablan ya de vacaciones de invierno, otros de reencuentros entre familiares y amigos. Pero el gusto que se despierta es de «un algo más»….como cuando comes y te queda ese espacio «pa una penita más». Parece que estamos saciados pero sentimos que aún falta algo.
Así nos pasa en la experiencia que el mundo propone de la Navidad: es precioso ver todo delicadamente y con conciencia, adornado, arreglado, maravillosa la ocasión para reencontrarnos entre todos en comidas y compras, pero nos sigue faltando algo, o mejor dicho, «Alguien».
El protagonista, es quien más desapercibido está y eso es signo de que, una vez más en la historia, lo vuelve a hacer bien. Nuestro Dios hecho hombre, nuestro Jesús de Nazaret volverá a nacer este 2023, en la misma discreción y silencio que en aquella primera Navidad en la gruta de Belén, entre un buey y una mula, con María y José en un pobre pesebre. Dios lo vuelve a hacer. Acontece en el silencio de su grandeza, acontece en la belleza de su ternura a nosotros, por su respeto máximo a nuestra libertad. A Dios se le ama, a Dios se le descubre, a Dios se le sigue.
Por eso, Navidad es el regalo de volver a descubrir su Amor hacia nosotros desde la ternura del pesebre, desde la discreción del establo, desde la sencillez de los pastores. 800 años hace que San Francisco de Asís nos regaló la idea del portal de Belén desde Greccio. Que hacer, mirar y contemplar el belén, sea una ocasión para dar gracias por la vida y por la fe, sea acción de agradecimiento por nuestras familias, amigos y parroquia.
Deseo que en esta Navidad, brille la luz de Jesús en el corazón de toda la humanidad. Así seguiremos construyendo el Reino del Niño Jesús de Nazaret.
¡Feliz Navidad!