El año 2020 nos ha zarandeado sobremanera a todos y a todas. Nuestras seguridades se han visto truncadas, nuestra familia, nuestro trabajo, y lo más valioso: nuestra salud. Nos hemos dejado manipular por un miedo real o infundado, que ha paralizado nuestro funcionamiento vital. La pandemia mundial ha azotado a todos los seres humanos (de cualquier clase social) del planeta hasta tal punto que se ha agravado la situación de personas y familias que ya era sumamente complicada antes de la llegada del coronavirus, dejando entrever explícitamente conflictos económicos, laborales, políticos y sociales que han desencadenado en una indeseable vida para muchos vecinos de nuestra isla. Con la llegada de la “ansiada vacuna” a nuestra nueva “vida post-pandemia”, la perspectiva en 2021 ha ido cambiando para mejor, pero muchas familias y personas tocaron fondo muy abajo, y el acompañamiento desde Cáritas Diocesana de Tenerife ha sido fundamental para el sostenimiento de muchas necesidades básicas (alimentos, medicación, ropa y calzado, pagos de alquileres y suministros, etc.). Ha sido también fundamental la coordinación durante este curso con los Servicios Sociales Municipales, así como otros agentes sociales que trabajan en el territorio. En este sentido, felicitarnos a todos porque ha mejorado la coordinación, la planificación, y la ejecución de una línea de acción conjunta y coherente de intervención con las familias más vulnerables. Concretamente, el voluntariado y los párrocos de Cáritas en Adeje han realizado (y continúan) una labor social y caritativa encomiable con muchas familias afectadas por las múltiples consecuencias del COVID-19. Desde marzo de 2020 hasta la actualidad se han duplicado los días de acogida a las familias en la parroquia, siendo esta semanalmente, todos los meses de año sin interrupción. Actualmente se acogen y acompañan a una media estimada de 30 familias mensualmente desde la atención de base de nuestra Cáritas inter-parroquial. También es significativo reseñar que otros hermanos y hermanas se han ido sumando como nuevos voluntarios y voluntarias de Cáritas, aportando su granito de arena y su tiempo para ayudar a sus vecinos en sus diversas dificultades. El mercadillo solidario también ha cubierto muchas necesidades de vestuario y calzado a muchas de las personas atendidas en nuestras acogidas parroquiales, estando siempre disponible para abastecer al resto del arciprestazgo. Y todo esto es posible, sin duda, gracias a Dios, para gloria de Él y por supuesto con la ayuda de Su Espíritu. El COVID no ha hecho sino despertar nuestra enorme capacidad de “CO- laborar” con la “VID-a”.
Animador Arciprestal de Isora
Cáritas Inter-Parroquial de Adeje